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¿TE CUESTA TRABAJO DECIR “NO” O PONER LÍMITES?

Actualizado: 25 sept 2023

Hoy quiero platicarte sobre el establecer límites ya sea dentro de una relación de pareja o de un jefe que te llama un domingo a las 7:00 de la mañana ¿te ha pasado? el establecer límites con tus amigos, con tus familiares o tus compañeros de trabajo. Quiero compartirte varias herramientas para que puedas aprender a respetar tu espacio y no sentir ese remordimiento o esa culpa.

La causa más general por la cual te cuesta tanto aprender a poner límites es el miedo a perder; pongamos el ejemplo en el tema sentimental, muchas veces nosotros creemos que si ponemos un límite, nosotros estamos transmitiendo un rechazo, entonces vamos a pensar ¿y si cree que no me interesa? y ¿si cree que yo no lo hago porque no lo quiero? y ¿si se enfada conmigo después si yo le digo que no? ¿te suena familiar alguna de esas frases? nosotros anticipamos un resultado desde nuestra perspectiva. Si cuando nosotros tomamos la decisión solo hemos tenido en cuenta cómo nos verán los demás, el querer agradarles, que opinen bien de nosotros, no crear conflictos, muchas veces nosotros toleramos para evitar caer en discusiones, nosotros estamos cometiendo el grave error de basar nuestra conducta por y para los demás, en lugar de nosotros guiarnos por nuestros propios motivos y valores.


Otro motivo por el cual nos cuesta poner límites está relacionado con el punto anterior, tiene que ver con la culpabilidad, esa vocecita que nos dice “¡eres malo!” y sabemos que eso es un pensamiento totalmente irracional, ser malo es tener esa intención de causar un daño y esa para nada es nuestra intención; el poner un límite la intención que tenemos es cuidarnos, no eres un peor hijo, no eres una mala pareja si tú dices que no a algo que tu no quieres hacer, simplemente tú estás escuchando tus necesidades y siendo coherente con lo que tú sientes.


Si nosotros cedemos a actuar porque nos carcome ese sentimiento de culpa, el escenario luego se pondrá peor porque lo que vendrá después será ese resentimiento hacia el otro, sentimos como que de algún modo esa persona me llevó a hacer algo que yo no quería en ese momento; ¡cuidado con esto! claro está que la responsabilidad es mía, nada tiene que ver con el otro, por eso es tan importante aprender a establecer límites.


¿Qué puedo hacer para establecer límites? Pocas veces nos detenemos a pensar si nosotros respetamos los límites de los demás, es común escuchar a las personas que dicen “es que mi espos@ no respeta mis límites” o “mi madre quiere entrometerse en mis asuntos, en mis relaciones, no respeta mis decisiones”; pero ¿cómo reaccionas tú cuando los otros son los que te ponen el límite? Si tu respuesta es que no te gusta, te desagrada, te molesta… entonces yo te diría que si tú quieres empezar a poner límites en tu vida de manera asertiva, tú debes desarrollar esa capacidad de aceptar los límites de los demás. Pregúntate lo siguiente: ¿cómo suelo reaccionar cuando una persona que es muy importante para mí me dice… “sabes que… hoy prefiero pasar un tiempo a solas porque no me he sentido bien”? otra situación muy común es cuando alguien te dice… “hoy tuve un día de trabajo muy pesado ¿podríamos vernos mañana?”, ¿te sientes ofendido, te incomoda o juzgas el comportamiento de esa persona? ser coherente es la clave fundamental, antes de poner límites a los demás tengo que revisar cómo está mi capacidad para poder aceptar y respetar los límites de los demás sin hacer ningún tipo de juicio y sobre todo sin sentirme agredido por ello.


Tu falta de confianza, esa falta de seguridad, te pueden llevar a hacer exactamente lo mismo que tanto te molesta, es decir, que tu incapacidad de aceptar los límites de nosotros es proporcional a esa incapacidad que tienes tú para poner límites en tu propia vida, porque si me duelen tanto los límites de los otros es porque yo los asumo como si fuera una desaprobación hacia mi persona y si volteamos la situación, es el mismo miedo que tengo yo a la desaprobación de los otros.


También es super importante y fundamental aprender a decir “no” de forma asertiva, yo no puedo por más razonable que sea mi exigencia, decirle a otra persona por ejemplo, “te prohíbo que digas esas cosas de mí”, lo que sí puedo hacer es decir “yo no me quedaré aquí a escuchar eso”. Su fórmula general no es “no te dejaré hacer eso”, es más bien “yo no me prestaré a eso”.


Hay que recordar que la mayoría de las personas que pasan nuestros límites no lo hacen con mala intención, por eso es importante establecerlo de un modo amoroso y así cuidamos también ese vínculo. “Agradezco de corazón que me hayas invitado a salir hoy, pero en esta ocasión no voy a poder acompañarte, he quedado con una amiga de vernos hoy” ¿ves qué bonito suena cuando uno lo expresa de una manera mucho más amorosa?


Otro ejemplo, “no lavaste los platos cuando habíamos quedado que el fin de semana te encargarías de ello, me gustaría que si quedamos de esa manera puedas cumplirlo la próxima vez”, recuerda no juzgar, ahí está la clave.


Todo está en cómo expresamos lo que sentimos, el cómo reacciona el otro no es algo que está en nuestro control, tenlo siempre en cuenta, si tú estás siendo respetuoso y la otra persona no lo ve de esa manera, recuerda que bajo su autoconfianza, su seguridad, su necesidad de aprobación, va a interpretar la situación. Quiero aclararte que es muy probable que tú te sientas al comienzo un poco incómodo y no pasa nada, esto es totalmente normal, pero te darás cuenta que con el paso del tiempo podrás manejarlo de una manera mucho más amorosa contigo mismo y con los demás, es preferible que vayas progresivamente familiarizándote con esa incomodidad, que aprender a decir “no” cuando no quieres hacer algo, y al mismo tiempo vas a disfrutar de esa libertad que produce el ser coherente contigo mismo.


Poner límites es una acción un poco más complicada que encierra en sí misma muchas cualidades humanas y si el ser humano las tuviera plenamente desarrolladas disfrutaría 100% de sus relaciones interpersonales. El autoconocimiento es qué tanto te conoces a ti mismo, el conjunto de cosas que sabes acerca de quién eres, así mismo es el proceso en el que todo niño a cierta edad empieza a descubrir su propio cuerpo; el autoconocimiento es un proceso reflexivo en el cual una persona adquiere noción de su yo, de lo que lo caracteriza, de sus cualidades, defectos, limitaciones, necesidades, ambiciones y temores. Entonces, el autoconocimiento es la base de la autoestima, que a su vez es fundamental en la relación contigo mismo y con los demás; incluso todo esto, puede comenzar desde edad muy temprana y empezar a negar las propias necesidades porque se consideran más importantes las necesidades de otras personas y tenerlas contentas a costa de tu represión, frustración y autoanulación. Luego, viene la cultura de la sociedad en la que vives, la que te ha ido condicionando durante algún tiempo, que te persuade a entrar a ciertos estándares para ser aceptado por el resto de las personas. Entonces, todo esto juega un papel muy importante para que tu falta de autoconocimiento, educación y autoestima te ayude a no poner límites que son tan útiles a lo largo de toda tu vida


¿Qué hacer y qué medidas tomar para tomar las riendas de tu vida y tener decisión propia? si vas a comenzar con esto es porque tú quieres generar cambios, no porque alguien más te lo ha sugerido partiendo de aquí, entonces el siguiente paso será estar muy alerta en el momento o momentos que sea necesario decir no, esos son en los cuales sabes que estás yendo en contra de tus valores gustos, intereses incluso planes porque es justo ahí la perfecta señal para actuar y ser demasiado educado y expresar lo que sientes, así que no te calles, porque cada vez que lo haces te sientes peor contigo mismo porque no estás reconociendo tu valor y estás permitiendo que dañen tu dignidad y autoestima y sobre todo, porque mientras te sigas callando la otra persona se aprovecha de eso ya que sabe que no sabes poner límites o porque simplemente eres demasiado amable.


Ten muy claro cuáles son tus límites, pues gracias a eso podrás transmitirlo a los demás y delimitar hasta dónde pueden o no pasar, tú lo decides, así que necesitas expresarlo y para eso puedes hacerlo de una forma tranquila, sin tomártelo como algo personal y sin juzgar, aunque ellos sí te juzguen a ti. Simplemente dile a esta persona que no te gusta que te esté hablando de cierta manera, por ejemplo, puedes decirle “cuando tú me hablas así siento que me estás faltando al respeto, me gustaría que me hablaras de una forma más tranquila y para eso te pediría por favor que no grites”, recuerda mantener siempre un tono de voz respetuoso y sin ponerte a la defensiva. No olvides hacer uso de tu inteligencia emocional.


Entonces, no importa que esa persona te hable desde la rabia o enojo, tú solo estás informando, no estás criticando ni acusando, así que invítalo a reflexionar sobre lo que está haciendo y si no quieres hablar en ese momento pues entonces déjale muy en claro que esta conversación la dejarán para después, ya que el ambiente esté más relajado. Si no quieres o no tienes tiempo para expresarlo de esta manera entonces solo recuerda, siempre antes de responder y dar tu brazo a torcer para hacer algo que no deseas, solo di no quiero por “x” o “y” circunstancias, sin dar más explicaciones, pero siempre desde el respeto y la tranquilidad, pues eso te ayudará a sentirte feliz y empoderado porque estás hablando de una manera firme y pensando siempre en tu bienestar emocional y eso créeme, ya es motivo suficiente para sentirte orgulloso de ti mismo.

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